jueves, 23 de julio de 2009

FANTASMAS

(La piedrita mágica)

Sucedió que un cierto tipo tenía mucho miedo de los fantasmas. Para el colmo su casa estaba ubicada detrás del cementerio y todos los días tenía que atravesar tanto para ir y como para volver. Un día tuvo tanto miedo que tuvo que pasar por el lugar chillando y gritando como otros días solía hacer cantando, corriendo o haciendo cualquier cosa para ahuyentar el miedo.

Durante la noche no podía dormir pues, poco a poco, empezó a soñar con fantasmas, comenzó a ver siempre que salía hacia fuera, de noche tocaba su puerta, se movía dentro de la casa, escuchaba sus pisadas y susurros, algunas veces solía tomarle por la espalda, le dejaba sin respiración. En fin su vida se fue haciendo una constante tortura.

Posteriormente, viendo que ya superaba sus fuerzas, una mañana, acudió Khishka que no pocas veces acostumbraba remediar esa clase de fenómenos. Fue donde Khishka y expuso todo el mal que padecía.

Después de haberlo escuchado, éste dijo:

- Eso no es nada joven. Peores cosas han sucedido. Pero lo bueno es que has dado con la persona adecuada. Toma ésta piedrita que tiene mucho poder. Esto te protegerá de todos los fantasmas, pero con una condición: téngalo siempre en el bolsillo de tu camisa. Con eso se arreglará todo y los fantasmas no volverán a molestarte nunca más.

El joven se fue y ese día, con la piedrita en el bolsillo, pasó cual paseandero por la mitad del cementerio. Y, evidentemente, la piedrita funcionó, no hubo fantasma alguno que le saliera al encuentro. Todavía miró de un lado para otro por si aparecía alguno, pero nada. Con ese coraje tranquilamente volvió a su casa. Estando allí durmió tranquilo después de mucho tiempo. Ya nadie le molestaba, ni susurraba, ni hacía aullidos, ni nada.

Sin embargo se hizo muy dependiente de la piedrita: dormía con ella, iba al baño con ella, iba a trabajar con ella, comía con ella, iba de compras con ella y todo con ella. ¡Se estaba volviendo loco! Con el tiempo el miedo se estaba apoderando de él porque se hacía muy cercana la posibilidad de extraviar, un día, el material milagroso y, con él, podría perder su fuente de seguridad. Pensaba para sí:

- Si un día pierdo esta piedrita poderosa todos los fantasmas se vendrán contra mí y me matarán.

Casualmente, esos días de intenso miedo, se encontró con Khishka quien preguntó como iban las cosas.

El hombre contestó:

- La piedrita funcionó y todo va perfectamente bien pero, ahora, tengo otro miedo: no puedo dormir pensando que, si algún día extravío la piedrita que me has dado, todos los fantasmas se vendrán contra mí y me matarán. ¡Tengo mucho miedo! ¡Los fantasmas se vengarán!

Khishka, con firmeza, profirió:

- Muy bien. Ahora voy a darte otra. Pero primero bota esa piedra. ¡Bótala!

El hombre, mirando los ojos penetrantes del maestro, se agarró fuertemente de la piedrita y exclamó:

- ¿Cómo? ¡Si es mi única seguridad! ¿Quién me va a defender de los fantasmas?

Y el maestro replicó:

- Esos fantasmas no existen más que en tu cabeza, por haber tomado tan a pecho lo que te han dicho. Esos fantasmas solo existen en tu imaginación. Si verdaderamente existieran no tendrían miedo alguno de la piedrita. ¡Son sólo ideas tuyas! Que haya funcionado la piedrita significa que no existen los fantasmas. Ahora ¡tírala!

Tus sueños, tus imaginaciones, tus creencias, ideas, celos, ambiciones, avaricias, seguridades, pseudo-libertades, son sólo piedritas mágicas de tu cultura, es decir, son sólo ideas falsas. Y cuando se quita lo falso aparece la verdad y ‘la verdad os hará libres’, una máxima de Jesús contra tus ficciones. El maestro está para eso para curar tus enfermedades irreales que tú mismo, por cuestiones culturales, te lo has creado por creer en el chismorreo de la gente.

Por tanto: deja todas tus ideas, incluso aquella que crees fundamental como la idea de Dios. Ese es el obstáculo más grande que necesita ser derribado. El Vacío y la Nada son requisitos para recibir la visita de la verdad, la eternidad y la infinitud. ¡Deja de aferrarte a lo falso!

Khishka

No hay comentarios: