lunes, 23 de junio de 2008

EL ÚNICO TIEMPO

(El secreto de la vida)

¿Sentir envidia de un mendigo? Es raro, pero es una verdad. El episodio sucedió en tiempos cuando Alejandro Magno se dedicaba a conquistar el mundo. Un día el mendigo Diógenes iba desnudo y se dirigía hacia el río. Llevaba consigo su platillo para las limosnas. Hacía tanto calor, tenía tanta sed y quería beber agua.

Por el camino, al llegar a la orilla, pasó un perro corriendo y jadeante. Era su fiel amigo con quien vivían juntos. Éste se lanzó al río; se dio un buen baño y bebió agua hasta quedar satisfecho. Viendo aquel evento a Diógenes se le ocurrió la siguiente idea: -ese perro es más libre que yo. No tiene que llevar ni un plato para las limosnas. Si él puede arreglárselas sin el plato ¿por qué no voy a hacerlo yo? Esto es lo único que tengo, y siempre tengo que andar vigilando para que no me lo arrebaten. Incluso por la noche tengo que echar de menos para convencerme que nadie se lo ha llevado-.

Arrojó el platillo al río y se inclinó reverentemente ante el perro como gesto de agradecimiento por el mensaje existencial que el había transmitido. La actitud del perro se convirtió en un modelo para él. Por eso bebió el agua al estilo original del canino y después se puso a tomar sol a la orilla del río.

En ese momento llegó Alejandro, montado en un caballo. Bajó de él, clavó sus ojos en el mendigo y se quedó pasmado ante su dicha -era Diógenes el Sínope-. Sintió envidia y se dijo a sí mismo: -Ese mendigo debería de ser un desdichado pero, al contrario, irradia una incalculable dicha-.

Diógenes, con su original modo de ser, sirvió de espejo para que Alejandro se mirara en él y caiga en la cuenta de su tremenda desdicha. Por eso le confesó la envidia que sentía por él. Le dijo:

- Si Dios me concede que vuelva a nacer le pediré que por favor no me haga Alejandro sino Diógenes.

Y Diógenes, al escuchar las palabras de Alejandro, se echó a reír a carcajadas y le llamó a su perro para decirle:

- Fíjate las estupideces que dice éste. En la siguiente vida quiere ser Diógenes. ¿Por qué en la siguiente vida? ¿Por qué retrasarlo? ¿Quién sabe algo de la próxima vida? Si incluso el siguiente día es incierto, el momento próximo es incierto… ¿qué decir de la próxima vida? Si de verdad quieres ser un Diógenes, puedes serlo ahora mismo, aquí mismo. Tira tu ropa al río y olvídate de tanto conquistar el mundo. Esa es la mayor de las tonterías y tú lo sabes. Has reconocido que eres un desgraciado; has reconocido que Diógenes se encuentra en un estado mucho mejor, mucho más dichoso. Así que ¿por qué no ser un Diógenes ahora mismo? Túmbate aquí a la orilla de este río donde estoy tomando sol. Hay sitio en la orilla para los dos.

Alejandro no pudo aceptar la invitación y se limitó a decir:

- Gracias por la invitación. Ahora mismo no puedo, pero en la próxima vida sí…

Diógenes le preguntó:

- ¿A dónde vas? ¿Y qué harás después de conquistar el mundo?

A lo que Alejandro contestó:

- Entonces descansaré.

Y Diógenes lo remató:

- Pues me parece absurdo y tonto a la vez. Si es lo que yo estoy haciendo ahora y aquí mismo, descansar.

El noventa y nueve por ciento de la gente vive durmiendo, esto es, vive anclado en el pasado y el futuro. Hace una especie de puente que va del pasado al futuro y PASA POR ALTO EL PRESENTE o, simplemente, VIVE DE ESPALDAS AL PRESENTE. ¿Por qué sacrificar el INSTANTE a costa del pasado y del futuro?

¿Qué es el pasado? El pasado es pasado. Lo que ya fue. Y lo que ya fue, como nunca volverá, es una ficción. Es ilusión. Es quimera. Es una falsa seguridad. Es un cadáver. Inerte y sin vida. Estática y muerta. Es lo que dificulta lo inmediato. Es lo que obstaculiza el instante. El pasado es la raíz de donde brotan toda clase de problemas y males. Por tanto ¡no mires atrás! Mirar atrás no es un buen consejero. El pasado es cuestión de ancianos porque los ancianos siempre están mirando hacia atrás. A lo sumo decoran su colección de recuerdos y los van mejorando. Ese es su único consuelo: mirar al pasado, recordarlo y mejorarlo.

¿Qué es el futuro? Es alucinación. Es sueño. Es ilusión. Es imaginación. Es ficción. Es ambición. Es ansiedad. También está muerta como el pasado. Los niños pequeños nunca miran atrás, miran siempre hacia adelante. No tienen nada en su pasado a quien mirar. Solo tienen futuro, pero son inconscientes de ello. En cambio los ancianos nunca miran al futuro porque en el futuro solo hay muerte a lo que quieren evitarlo. En realidad el futuro es oscuridad.

¿Y qué es el único tiempo? El PRESENTE, pero no como un tiempo verbal sino, como el momento actual o como este preciso instante. El presente es lo único que se tiene en las manos. ¡Vive intensamente el presente, esto es, el instante, el momento! Esa es mi única recomendación. Sólo el presente es real y está vivo. La verdad va a ser conocida sólo en el presente. No hay otro lugar donde sea conocida la verdad.

Vivir solamente es posible en este momento porque no existe otro momento. Pero esto no es una hipótesis o doctrina en la que uno tiene que empezar a pensar. No. No es filosofía, es ‘filosía’. No es cuestión de pensar, es ‘capacidad de ver’. ¿Ves? Te estoy contando una realidad; te estoy indicando lo que hay. Esa ‘capacidad de ver’ es la que te está contando e indicando lo inmediato vital y existencial. Has esperado demasiado a ‘Godot’ (Samuel Beckett). Yo te digo: ¡Deja de esperar! ¡Comienza a vivir! ¿Qué estás esperando? ¿A quién esperas? ¿Quién es ese Godot? Godot es tu creación tanto como Dios es tu creación. No es que Dios te ha creado a su imagen y semejanza. Eso es una mentirilla decorativa. Es justamente lo contrario: el hombre ha creado a Dios a su imagen y semejanza. Éste es Godot. Éste es tu Dios. Tu creación y tu sueño de futuro. Así que ¿para qué soñar con objetos hipotéticos que nunca llegarán? ¡No seas un idealista o un idiota!

Toda la existencia y toda la vida están condensados en ti, en este preciso instante. En este momento todo lo que existe en la existencia y todo lo que alienta en la vida culmina en ti o tienen su climax en ti. En este instante eres un crescendo. Tú eres la meta, la única meta. No hay otra meta donde culminen toda la existencia y toda la vida. Dice el poema:

“Tú eres la meta, tú eres el camino,
tú eres la luz, tú eres el todo.
Eres sagrado.
Eres santo”.
Eres el corazón del universo.
Todo el universo está latiendo dentro de ti.

Por tanto deja las jugadas de la mente que han creado nostalgia por el pasado; deja también el futuro ilusorio que te ha hecho ambicioso. Sé valiente. ¡Deja todo eso!

¡Haz un ‘click’ en el presente y vívela intensamente! ¡Sé un Diógenes ahora mismo! Momento a momento, instante a instante. ¡No sigas al bobo de Alejandro! El presente, el instante, el momento, lo inmediato es siempre joven, no es niño ni anciano. No pierdas el tiempo en el pasado ni en el futuro. El instante es vasto. Y uno puede seguir siendo joven hasta su último aliento. El cuerpo puede envejecer pero la consciencia es siempre joven.

Khishka
Testigo ambulante

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