miércoles, 30 de septiembre de 2009

PASTOR MILAGROSO

(La inminente posibilidad de fraude)

Hace varios años atrás una persona relativamente joven tuvo una vejez prematura tornándose, de repente, un verdadero anciano necesitado de ser puesto en una silla de ruedas. Y así fue. Sus huesos estaban tan débiles y desgastados que necesitaba una asistencia constante.

Un día una de sus sirvientas escuchó que un pastor evangélico había llegado al barrio y estaba curando paralíticos, ciegos, sordos y posesos. En una de las tardes de culto, el anciano fue llevado al templo con la idea de ser curado. Cuando llegaron allí toda la gente estaba reunida haciendo alabanzas, oraciones, plegarias e invocaciones. Entraron en el templo muy lentamente y nadie los tomó en cuenta, pues seguían con el ritmo común de los ritos. La mujer, que se encargaba del cuidado del anciano, se acercó al pastor y le dijo en secreto:

- Mi amo está mal, hace varios años que está en silla de ruedas. Él es joven, parece viejo debido a su enfermedad. Nadie ha podido hacer algo por él, ni siquiera los médicos. Por favor reza por él a Dios, imponlo tus manos y quedará sano y, si el demonio lo ha poseído, saldrá de él.

El pastor hizo que apacigüen la música y todos pongan atención al momento. Dijo a sus feligreses:

- ¡Hermanos… Acaba de llegar este anciano que quiere curarse. Hace muchos años el demonio se ha apoderado de él condenándolo a una silla de ruedas! Pero hoy va ha ser curado en el nombre de Jesucristo.

Le hicieron subir al escenario y toda la gente estaba atenta de lo que iba a suceder. Comenzó a decir:

- ¡Mírame tú demonio, que estás dentro de Benjamín! Yo te lo mando sal de este cuerpo ¡ahora! ¡En el nombre de Jesucristo!

Y dirigiéndose enérgicamente a Benjamín gritó:

- Camina tú, hijo desgraciado. Has pecado mucho ante Dios, pero hoy Jesucristo te perdona y te sana. ¡Camina. Camina! ¿Qué esperas? ¡Ponte de pie y camina! La multitud se unió al orden dado por el pastor y comenzó a gritar: ¡Camina, camina…! Y el anciano se vio obligado a hacer un esfuerzo enorme y comenzó a moverse y a dar el primero, segundo, y tercer paso. Luego cayó rostro al suelo, pero logrando reunir fuerzas se puso derecho y comenzó a caminar una vez más. Logró reafirmar sus pies y seguía caminando hacia el pastor. Viendo cómo gritaba la gente ¡Alabado sea el nombre de Jesucristo! ¡Aleluya! ¡Gloria a Dios!

El Pastor no podía creer lo que estaba sucediendo pero seguía gritando ¡Camina, Camina, en el nombre de Jesucristo! Y de un ataque al corazón cayó al suelo perdiendo completamente el control, pues nunca antes había visto algo así. Sucedió lo que sucedió porque todas las supuestas curaciones habían sido preparadas de antemano y, por eso, justo cuando el milagro estaba ocurriendo había perdido los controles. Ni él podía creer lo que hizo.

Lamentablemente siempre suele ocurrir así. En cuanto a misterio o a religión se refiere siempre existe la posibilidad de fraude, gente que puede engañar a los demás, que puede timar. El fraude es inminente. Los ladrones, timadores, embusteros, astutos, que hacen daño a sabiendas, y el daño que hacen son productivos, son gente bien preparada en el asunto. Son gente preparada en las mejores universidades del mundo. Por eso no hay mejor negocio en el mundo que la religión. ¿Por qué es exactamente así? Porque el producto es invisible, se puede prometer, y no hace falta entregar a domicilio el producto. Es decir: por un lado, si el producto no se puede entregar a domicilio tienes que ir obligatoriamente al templo y pagar todos los aranceles; por otro, si el producto es invisible es posible vender y seguir prometiendo. Esa es la causa que nadie puede detectar. Sólo un ser humano despierto como Jesús, como Sócrates, Buda, Khrisna, Pitágoras, Zaratustra, Lao Tze…. solo ellos pueden detectar.

La sanidad interior depende absolutamente del individuo. Y el camino a recorrer es un camino absolutamente individual; es un camino interior, subjetivo y eminentemente científico. Por eso el camino auténticamente religioso no puede ser colectivo y, la colectividad, es el suicidio de la religión. Cuando el camino interior es recorrido individualmente no hay posibilidad de fraude. Puede que el camino sea montañoso y árido, puede que tenga bajadas y subidas, pero no será fraudulenta. En la ciencia de la religión tiene que suceder exactamente igual que en la ciencia objetiva, es decir, tiene que ser verificable, pero de forma absolutamente individual.

Khishka

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