miércoles, 30 de septiembre de 2009

EL PASO DEL MAESTRO

Atravieza! ¡El puente no es una morada, es un medio!)

Era un antiguo puente que se alzaba sobre un gran río; era hermoso, espacioso, famoso, y de un valor incalculable, pues unía dos inmensos desiertos. Vino una muchedumbre compuesto de profesionales, hombres de negocios, turistas, hippies, empresarios, banqueros, ganaderos, políticos, sacerdotes, emperadores, científicos, filósofos, teólogos, psicólogos, sociólogos, abogados, periodistas, médicos, mineros, fabriles, carpinteros, albañiles, pintores, poetas, bailarines… Entre todos formaban una gran multitud, una masa enorme, que estaba dispuesto a pasar al otro desierto para hacerla habitable.

Llegaron al puente y, especialmente, los cabecillas quedaron cautivados por la belleza del puente y, sobre todo, por estar en un lugar estratégico para ubicar una especie de aldea por donde, necesariamente, tendrán que pasar las siguientes generaciones de otras razas del planeta. Entre todos los organismos decidieron instalar sus tiendas sobre el puente: algunos para cobrar peaje, otros para crear problemas y dar soluciones a las mismas; los terceros para curar enfermedades; los cuartos para informar; los otros para realizar ritos religiosos… En fin todos instalaron su propio negocio, negocio que respondía a cada uno de los ámbitos de la especie humana.

Cada cual cobraba su parte para supervivir y la gente que llegaba, por cantidades, se sumaba a la multitud instalada sobre el puente. Se acomodaban como podían.

La aldea crecía más y más, la gente se multiplicaba, y entre la muchedumbre vino también un gran Maestro del Sur del planeta, quien fue testigo de todo el fenómeno acaecido sobre el puente, pero no tuvo necesidad de quedarse sino, como estaba de paso, colmó sus necesidades, adquirió provisiones para el viaje, tomó su cayado y siguió adelante, porque su Destino había sido atravesar el río por medio del puente para llegar al otro desierto. No tenía interés alguno en instalar algún negocio, no estaba apegado a la muchedumbre, pero fue el único testigo de la insensatez, la ceguera, la estupidez, la insolencia de la multitud que había construido su propia aldea a lo largo y ancho de aquel majestuoso puente.

Al pasar por el Puente vio cómo la gente quedaba cautivada por la voz que retumbaba, por toda la enorme aldea: ¡EL PUENTE ES HERMOSO! Voz que conquistaba a caravanas enteras, voz que tenía el poder de convencer a multitudes que decidían quedarse a vivir definitivamente sobre el puente. Pero el Maestro del Sur, el único, fue quien atravesó al próximo desierto utilizando el gran puente que se alzaba sobre el gran río. Llegando al otro lado escribió en las arenas: ‘Éste es el gran camino, el camino al jardín del desierto’.

Todos los métodos son métodos, todos los medios son medios. Así como los andamios son andamios, los puentes son puentes, por tanto, medios. Y si quieres llegar a tu Destino tendrás que deshacerte de todos los medios, de todos los métodos ajenos. Esto es, tú tienes que crear tu propio método según las circunstancias. ¡No puedes seguir tu camino con métodos prestados! Esa es la única forma de entrar en el Más Allá, en lo Supremo, en Dios. El amante tiene que dejar de ser amante para volverse Amor. El amigo tiene que dejar de ser amigo para volverse Amistad. La parte tiene que dejar de ser parte para volverse el Todo.

El Puente es un medio para atravesar el río. No es para construir metrópolis ni aldeas sobre él. ¡No! Construir grandes casas, enormes edificios, aldeas, ciudades, sobre un puente, es suicida. Y eso es exactamente lo que ha venido haciendo la humanidad a lo largo de sus años de vida. ¡Una nueva Atlantida! Nuestras ciudades son como edificios hechos de naipes. Están edificados sobre la base de ficciones. Están cimentados sobre la base de cosas que no son esenciales. Parece hermoso con todos los logros obtenidos hasta ahora, parece muy halagador el progreso científico-tecnológico, pero sólo parece, porque sus fundamentos son sólo fragmentos, no son totales. Por decir: el país más civilizado como EE. UU. es el mayor productor de locos a nivel mundial. De hecho, según las estadísticas, el setenta y cinco por ciento de los estadounidenses necesitan de un psicoanalista y que, por eso, ser psicoanalista allí es una profesión rentable. Lo que quiere decir que unos pocos años más todo ciudadano norteamericano tendrá un psicoanalista. Y ese es el país modelo para muchos pueblos. Ese es su sueño. No están lejos Japón por ser el país más occidental del Oriente y Alemania por ser el país de los eruditos y lógicos que casi siempre están al borde de la locura y el suicidio. Por eso el noventa y nueve por ciento de la humanidad vive en esa ficción, en esa ilusión, en ese sueño.

Sin embargo no todo está perdido, hay mucho por ganar como hay mucho por aprender. La llamada es enorme: primero, una llamada a la relativización de la política mundial y, segundo, una llamada a liberar la ciencia de las manos de los políticos actuales. Respecto al primero: que cada gobierno sólo dure seis meses, que sea un gobierno solamente funcional. Hay que terminar con los charlatanes que ofrecen hacer esto y aquello si llegan a las sillas presidenciales. Nadie tendrá que candidatear para ser presidente de algún país. Sólo así no libraremos de la corrupción.

Respecto al segundo: es urgente liberar la ciencia de las manos de los políticos ya que, observando con un poco de inteligencia, la ciencia, en las manos de los políticos sólo ha sido un medio para producir muerte y destrucción. La ciencia tiene que ser absolutamente independiente de la institución política y pseudo-religiosa a nivel mundial. Sólo así favorecerá completamente a la vida, sin prejuicios de poder, de interés partidario y de dominio. Sólo así la ciencia estará a favor de la vida, de la existencia y del cosmos.

Con los políticos y las religiones organizadas actualmente, la humanidad entera sólo ha visto de cómo hacer negocio con la vida y la consciencia de la gente. Debido a estas dos mafias hábilmente organizadas, el mundo entero ha sido reducido a la condición de esclavos. ¿Por qué? Porque estos dos entes han instalado su negocio en el puente por donde se pasa a la eternidad, esto es, han invadido casi completamente la vida y la consciencia de la gente. Sólo el uno por ciento, los individuos despiertos, los Maestros vitales, existenciales y cósmicos, han cruzado el puente. ¡Qué contados son los que han trascendido lo fragmentario! ¡Sólo unos cuantos han atravesado el puente!

Khishka

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