lunes, 23 de febrero de 2009

GANADERO

(La mente poseída)

Un ganadero famoso se casó con una profesora y, con ella, tuvieron varios hijos pero, un día murió. Se quedó la viuda con los hijos y con todo el capital, conforme las costumbres del lugar.

A su entierro se dio cita toda la servidumbre; estaban también sus empleados más cercanos y preferidos, entre ellos, los vaqueros que a diario pastaban las vacas; entre otros estuvieron sus amistades y familiares. Todos lloraron su muerte. Sin embargo se notaba también una especie de picardía entre los vaqueros, pues estaban muy atentos a las acciones que tomaba la viuda.

Cabalmente, la viuda, sacó una cajita que tenía escondida y, abriendo el ataúd, lo puso junto al cuerpo fenecido de su esposo. Mientras tanto uno de los vaqueros estuvo muy atentamente observando las acciones de la profesora. Él pensó para sí:

-¡Bien hecho vieja! ¡Ni lo pienses que su marido sacará provecho de esa fortuna!-.

Luego chistó a su amigo:

-¿Te has fijado? Esa vieja ha depositado una cajita donde el bueno suele guardar su fortuna, pues la gente de éste lugar suele enterrar a sus muertos junto con sus pertenencias. ¡Bien por la viuda! Ahora te propongo lo siguiente: esta noche, cuando todos estén dormidos, volvamos y nos haremos con la lana (el dinero). Esta es nuestra oportunidad. ¡Esa caja es nuestro, cumpa! Una vez que obtengamos nos repartiremos cincuenta y cincuenta, ‘mita y mita’, incluso las fracciones para que el alma de nuestro amo no se moleste. ¡Seremos ricos, papá!

Por la noche, cuando todos estaban dormidos y algunos sintiendo aún la partida de su amo, los dos vaqueros, se dirigieron al cementerio. Llevaron consigo una pala y algunas herramientas para poder abrir el ataúd en el menor tiempo posible. Entraron al cementerio y, llegando al lugar exacto, desenterraron la tumba; abrieron el ataúd y viendo el cuerpo de su amo se persignaron. Al lado estaba justamente la cajita depositada por la señora. Viéndola, ambos, se congratularon mucho e inmediatamente la extrajeron con mucho respeto por el cuerpo de su patrón. Después taparon el ataúd y volvieron a enterrarle y lo dejaron tal como estaba para que nadie sospeche de su fechoría.

Posteriormente volvieron a casa parloteando y haciendo algunos planes personales, conscientes de no armar líos entre ellos a fin de no perecer el castigo del alma de su señor. Llegado al campamento abrieron la cajita cortando el seguro con una sierra mecánica. Pero, en cuanto abrieron, cayeron en la cuenta de que no había fortuna alguna más que la ‘placa dental’ de su amo. Y la frustración fue tanto que no pudieron dormir esa noche por pensar cómo han sido engañados.

La mentalidad reinante en la mayoría de la gente es mercantilista. Es una mentalidad poseída por el dinero. El dinero se ha convertido en el fin de todo el accionar humano: se mata por dinero; se contrabandea por dinero; se trabaja por dinero; se estudia por dinero; se juega por dinero, se baila por dinero; se trafica, sin importar el producto, por dinero, etc. La gente de hoy vive por dinero y así se cumple lo que Maquiavelo dijo: ‘el fin justifica los medios’.

El dinero se ha vuelto un titiritero oficial cuyo títere es el ser humano que hace elogio del dicho: ‘con la plata, baila el mono’. ¡El hombre se ha rebajado a la condición de un mono del circo! Pues el dinero es el eje, el motor de la cultura mercantilista. Por ejemplo: con la caída de la economía de los EE. UU. hemos podido observar con más claridad los efectos que trae consigo: el índice de suicidios ha crecido en los últimos meses ya que muchos no tuvieron sino esa salida a la catástrofe económica. Por muchos años EE. UU. Vivió con dinero prestado y ocurrió lo que debió ocurrir. Y eso que se considera el país más democrático del mundo. ¡Imagínense! En fin la gente está dormida y drogada, se ha vuelto capaz de vender su vida por una miserable moneda.

En la india hay una congregación religiosa, que ha fundado la madre Teresa de Calcuta, cuyas sucesoras recogen niños huérfanos, los reúnen en orfanatos y los apadrinan con gente inglesa y, por si fuera poco, un niño indigente y vulnerable es objeto de negocio quién sabe a qué precio. Sólo esas supuestas religiosas saben de sus acciones lesivas porque ellas y sus centros son las directas beneficiarias. Todos esos centros, aldeas y orfanatos no son sino lugares donde se fomenta la orfandad y la indigencia. Deberían desaparecer porque han hecho demasiado daño a la humanidad. Lo único que ha fomentado es, consciente o inconscientemente, huérfanos objetos de caridad y de autopromoción de contados individualidades. Es una acción que se debería condenar por encima de todo.

También fruto de esa mente poseída es el hecho de que mucha gente inconsciente, en Bolivia, ha depositado su confianza en un banco fantasma como Roquel, quien supuestamente ofrecía intereses altos y rentables. Pero llegado el caso se supo que todo era un fraude y el banco mismo no existía. Pero esa gente inconsciente es capaz de arriesgar su vida, de ir a trabajar a Rusia creyendo palabrerías de empresas fantasmas, todo por volverse rico de la noche a la mañana. ¿Cómo es posible que se siga creyendo en fantasmas que no existen? ¡Falta un mínimo de consciencia y de inteligencia! Es la mente supersticiosa la que ha creado semejante inconsciencia y que la ha hundido a la humanidad en el fango de la desdicha. Las religiones que han enseñado a creer en dioses, fantasmas, ángeles y otras porquerías, han colaborado en mucho a creer en bancos y empresas fantasmas.

Mientras esas instituciones supersticiosas sigan en vigencia la gente será siempre inconsciente, como ganado, muchas veces por debajo de la animalidad, como ovejas detrás del pasto. Siendo físicamente seres humanos no hemos llegado aún a ser seres humanos auténticos. El hecho de que sigamos necesitados de las instituciones supersticiosas quiere decir que seguimos dormidos, resignados al estrepitoso rincón de la inconsciencia. Parecemos infantiles, inmaduros, mediocres, chiquillos de once y trece, aunque éstos demuestran en algunos casos más inteligencia. Nos hemos reducido a la condición de máquinas, robots, títeres y marionetas en manos del dinero, y lo único que hemos hecho es procrear, arrastrarnos y vegetar.

No es posible que sigan así las cosas. Tenemos la potencialidad de elevarnos lo más alto posible a la luz de la consciencia. Hazte más consciente y tu vida se iluminará. Conviértete en un observador de tus propios pensamientos y acciones, pronto recobrarás tu alerta sepultada por tus costumbres. Quita el polvo del espejo que tu mismo has acumulado durante toda tu vida, consciente o inconscientemente. Límpiala siempre, no dejes que se acumule el polvo en el espejo de tu consciencia y tu vida comenzará a reflejar la danza del Cosmos siempre nuevo.
Khishka
Testigo ambulante

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