miércoles, 31 de marzo de 2010

PICASSO

(La armonía)

Un Norteamericano quiso un retrato pintado por Picasso, sabiendo que éste pedía buen precio y él tenía suficiente plata para pagarlo. Así que un día fue donde Picasso, se lo pidió y el hombre aceptó. Cumplido el tiempo, vino el americano y, como era de prever, Picasso pidió un precio fantástico. El americano no pudo creer que Picasso, por un retrato tan pequeño, cobre tanto, diez mil dólares. Así que dijo a Picasso:

- El precio me parece un poco exagerado. ¿Qué hay en él para que cueste diez mil dólares?

Picasso contestó con otra pregunta:

- ¿Qué ve Ud. en ello?

Contestó el Norteamericano:

- Veo un trozo de lienzo, unos colores, y algún garabato.

Picasso dijo:

- Muy bien. Traiga diez mil dólares o lo que le parezca.

El Norteamericano repuso:

- Traeré cinco mil dólares.

El tipo fue y trajo los cinco mil. Y Picasso recibió los cinco mil dólares y le dio, no el retrato sino un trozo de lienzo y varios tubos de colores. Luego dijo:

- Tómelo. Eso es todo lo que quería. Un retrato es más que un trozo de lienzo, unos colores y algún garabato. Es una verdadera armonía.

El precio de cualquier retrato no depende de qué material está hecho sino depende de la Armonía que lleva en sí. Cuando miras a la Monalissa de Miguel Angel es siempre novedosa, no te cansa, no provoca aburrimiento; no es rancia, es siempre fresca, tan fresca como el rocío de la mañana. Cualquier retrato hecho por un genio permanece vivo, es inmortal. Lleva en sí la armonía, un fenómeno que cambia constantemente a la par contigo, y en el cambio constante y la novedad fresca, reside la belleza de cualquier obra de arte.

Toda obra armónica es un verdadero ‘Arco Iris’, que contiene en si todos los colores y está siempre vivo.


Khishka

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