jueves, 22 de enero de 2009

KHISHKA

(Sobre el fenómeno de la posesión)

Khishka entró en la oficina del cementerio y se quejó al encargado, tras no haber podido ubicar la tumba de su esposa. Él no sabía dónde estaba enterrada porque la gente de élite, que estaba muy en su contra, los había separado. Y casualmente llegó al mismísimo cementerio después de algunos años de búsqueda. Se quejó al encargado todo lo que le había sucedido y, dirigiendo su mirada al empleado, dijo:

- Amigo, tienes que ayudarme. Sé que mi esposa está enterrada en este cementerio, pero no encuentro su tumba. Por tanto ¿podría hacerme el favor de averiguar en su registro?

El oficinista accedió al pedido. Encendió la computadora y, allí, buscó el libro de registros. Luego preguntó:

-¿Cómo se llama su esposa?

Él contestó.

- Señora de Khishka, porque así le decía la gente.

El encargado revisó ese nombre en el registro computarizado y dijo:

-No hay ninguna Señora de Khishka, pero sí que hay un tal Khishka. Lo siento, pero no está su señora, debe estar en algún otro cementerio o tal vez hubo algún error al pasar los datos. Pero voy a fijarme en el libro mismo.

-¡Espera! –dijo Khishka–. No hay ningún error. Es esa. Enséñamelo dónde está exactamente. Porque todo está a mi nombre, como es costumbre, ¡incluso la tumba de mi mujer!

Solo se pueden poseer las cosas, no los individuos. Pero el marido intenta poseer a la esposa y, la esposa, intenta poseer al marido. Y, a la larga, terminan enemistados; se convierten en algo destructivo el uno para el otro. Todos se empeñan en poseer. Uno incluso después de muerto se convierte en propiedad privada de alguien.

La posesión es una falta de respeto al individuo, a la naturaleza y a la Existencia. Es una verdadera actitud irreligiosa, es un crimen, es inhumano. Es una perversión social en nombre de la religión y del amor. El amor debería dar libertad; el amor debería dar alas; debería ser la puerta abierta a la eternidad, a la inmensidad, a la infinitud y a la divinidad. No puede ser pervertido para convertirse en una prisión, en una cárcel o un encierro. No. Pero el amor que conocemos no es más que una falta de respeto, es un pecado ‘contra natura’ legalizado y, un pecado ‘contra natura’ y legalizado, ¿cómo puede ser amor? ¡Imposible! El amor que conocemos o que nos han enseñado no es amor porque, a todos, los ha convertido en poseedores y dominadores de unos sobre otros. El amor no puede ser una lucha por el poder.

Y hacerse consciente de esta situación que atravesamos, respecto del amor, provocará una revolución tal que traerá libertad, amor auténtico y eternidad, al mundo. El amor no es posesión. Intentar poseer a un individuo, sea cual sea la forma es, simplemente, una estupidez, aun éste venga disfrazado de amor, fidelidad y cosas por el estilo.

Khishka
Testigo ambulante

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