viernes, 30 de abril de 2010

EINSTEIN

(Todo es relativo)

Un día Albert Einstein había llegado a la conclusión de que ‘todo es relativo, incluso el tiempo’ y el viejo mundo de la ciencia comenzó a reaccionar contra él.

Entonces todo el equipo de científicos se reunió con la finalidad de retar las afirmaciones de Einstein. El científico más anciano, el más reputado, planteó la siguiente pregunta:

- ¿Por qué y cómo afirmas que ‘todo es relativo, incluso el tiempo’?

Einstein contestó:

- Hay una cosa muy absurda que sucede: si un hijo tuyo va de viaje al espacio infinito en un vehículo que se mueve más rápido que la luz y regresa después de veinticinco años, seguirá teniendo la misma edad. Es decir, si se va con veinte años, cuando vuelva, seguirá teniendo veinte, pero sus amigos ya habrán alcanzado los cincuenta años aquí en la tierra. Tu envejecimiento depende de la velocidad del tiempo. Esto ¿no te parece absurdo?

El anciano refutó:

- ¿Cuál es la lógica de semejante argumento?

Y Einstein dijo:

- No puedo decir cual es la lógica, pero es así.

Incluso un gran científico como Einstein tiene la humildad para aceptar el misterio de la vida. Es decir, hay cosas que de las cuales no se puede decir nada. Suceden. Frente a ella no hay lógica que valga ni lógica que explique.

En otra ocasión le preguntaron a Einstein, teniendo en cuenta que en muchos de sus discursos y escritos habían constatado que él estaba en contra del matrimonio y todo lo que implica casarse con una mujer; y sin embargo llegó un día en que él se casó.

Ese mismo día, alguien le preguntó:

- ¿Cómo se explica que estando tan en contra del matrimonio ahora termines casándote?

Einstein contestó:

- Eso no requiere de ninguna explicación. Ahí no entra la lógica. ¡Esas cosas suceden!

La vida es irracional, es ilógico, y hay que aceptarla tal como es. No hay que forzar que la vida se encuadre a la lógica o a la razón. Hay que aceptarla. Y para aceptarla, tal como es, hay que crecer en consciencia de que las cosas son así y entonces, solo entonces, surge una profunda aceptación. Es decir, si dos y dos hacen cuatro aquí, bien; si dos y dos hacen tres allá, bien; si dos y dos hacen cinco en otro lado, bien; si una determinada moralidad es buena en Bolivia, la misma puede ser mala en China. ‘Todo es relativo’.

Así que todos los análisis de índole moral, cultural, incluso científico, sólo crean problemas en la vida, porque la vida está aquí y tú estás aquí. No se puede exigir nada, al menos, en el camino religioso. Religión no es otra cosa sino ‘dejarse ir’, fluir, flotar, tanto si las cosas son favorables o adversas.

Un chico, estando en el paseo del jardín, preguntó al profesor D. H. Lawrence:

- Profesor ¿por qué los árboles son verdes?

Lawrence contestó:

- ‘Los árboles son verdes porque son verdes’

La mejor respuesta religiosa frente a las cosas: ‘los árboles son verdes porque son verdes’. No se puede decir nada más. Toda explicación es inútil, vacua y tiempo perdido.


Khishka

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